Municipio

Historia

Villares de la Reina es un municipio de la provincia de Salamanca (Castilla y León; España). Está situado a 4 kilómetros al norte de Salamanca (capital de la provincia). Cuenta con una superficie de 21,81 km², y la altitud es de 818 metros sobre el nivel del mar. Según datos del Instituto Nacional de Estadística 2015, tiene una población de 6.188 habitantes de los cuales 3.113 son varones y 3.075 son mujeres.

 

Consta de cinco núcleos de población:

Aldeaseca de Armuña: 975 habitantes.

Urbanizaciones (Helmántico – Bizarricas – Viso – La Mina): 935 habitantes.

Fuenteserrana: 38 habitantes.

Poligono Industrial: 27 habitantes.

Villares de la Reina: 4.288 habitantes.

El término municipal limita al norte con Castellanos de Villiquera, Monterrubio de Armuña y San Cristóbal de la Cuesta, al este con Castellanos de Moriscos y Moriscos, al sur con Salamanca y Cabrerizos y al oeste con Villamayor. Aldeaseca de la Armuña está desde el 1 de enero de 1851 agregado a Villares de la Reina.

 

Escudo

Bandera

ETIMOLOGÍA

El nombre de Villares procede de que estaba formado por tres núcleos de población, o villares, siendo el más importante El Villar.

El apellido de la reina se debe a la presencia de Berenguela «La Grande» en el municipio.

Berenguela «La Grande»

 

Durante la Reconquista, Villares de la Reina fue repoblada por contingentes de moriscos, judíos, castellanos y gallegos.

No obstante, al contrario que la mayoría de los pueblos de La Armuña, Villares aparece poco en las fuentes por transacciones comerciales, pero sí aparece en las fuentes por haber sido residencia de la reina Berenguela «La Grande». Su residencia habría estado establecida en la actual finca Los Palacios. Por esa época Villares de la Reina estaba formado por tres poblaciones: El Villar, Aldeaseca y Panaderos.

La Reina Berenguela

 

HISTORIA

A principios del siglo XIII, Alfonso IX de León contrajo matrimonio en segundas nupcias con Dª. Berenguela, hija de Alfonso VIII de Castilla. De este matrimonio nacería Fernando III el Santo, con el que se unirían las Coronas de Castilla y León. Tras el matrimonio, Alfonso IX donó, como dote a su esposa, el señorío y gobierno de Salamanca del que cesó al ser disuelto el matrimonio por el papa Inocencio III en 1204, por el grado de consanguinidad que los unían (al ser tío y sobrina), aunque había sido aprobado por el papa Celestino III.

La reina Berenguela tuvo cuatro hijos, a los que se dedicó a criar y educar; y consiguió que Fernando III culminara la unificación de Castilla y León, dando fin a diferentes problemas fronterizos.

Dª. Berenguela tuvo en Villares de la Reina una casa-palacio ubicada al sur del pueblo, en el paraje conocido como “Los Palacios o Las Excoronas” (Archivo Nacional de Simancas). Debido a su religiosidad se construyó la iglesia parroquial. Quizás este es el origen del nombre que lleva el pueblo. Por aquel tiempo el pueblo estaba constituido por tres alquerías pequeñas: Villares, Aldeaseca y el poblado de Panaderos, situado en la zona de El Helmántico, donde residían y tenían su industria los panaderos que surtían de pan a la ciudad de Salamanca.

Entre los siglos XIV-XVIII hubo una  actuación despobladora y latifundista de los  nobles poderosos, que aprovechaban las necesidades de los campesinos con abusos en carga e impuestos, en una época en que los poderosos y las órdenes religiosas estaban exentas. Las tierras del término eran propiedad de la Iglesia, Conventos y Colegios de Salamanca. Los Guindales, Los Perales, Las Raposeras, etc. eran propiedad de la Cofradía de San Sebastián, fundada en Villares de la Reina en 1619.

La Guerra de la Independencia
(1808) supuso la consiguiente carga para el conjunto de la población, agravado todo ello con los serios perjucios derivados de la destrucción y saqueo de los invasores. El caserío del poblado de Panaderos quedó completamente destruido, viéndose afectados unos cuarenta panaderos y obligados a trasladarse al casco del pueblo donde, hoy en día, sólo quedan algunas panaderías que surten a la ciudad.

 

En el siglo XIX, tras la Desamortización de Mendizábal, la estructura del territorio, formada por realengos, abadengos y señoríos, empieza a desmoronarse por la implantación del liberalismo y la división administrativa de 1833, que dio lugar a la delimitación administrativa en provincias, comarcas y municipios. Las órdenes religiosas fueron las más afectadas tras perder la titularidad de las tierras, donde la sociedad burguesa se vio favorecida al contar con medios para adquirir unos bienes que antes no estaban en venta. El proceso abrió nuevas tierras a la iniciativa privada, quedando desprovistos los ayuntamientos de gran parte de sus bienes comunales o propios.

Las propiedades desamortizadas se ponían a la venta en subasta pública. En la lista de los 220 principales compradores de fincas de la desamortización en Salamanca figuran vecinos de Villares de la Reina. Con la iniciativa privada se configura la tradición agrícola actual, con el paso de las sucesivas generaciones familiares por compra o herencias. 

Imágenes interna (en madera policromada) y externa (en piedra franca) del Patrón de la Villa, ambas en la Iglesia Parroquial consagrada al Santo.